REGULACIONES O LIBRE COMPETENCIA: ANTES Y DURANTE EL 2022. VISIÓN 2023

Están frescos todavía los recuerdos de la situación del suministro de productos en los supermercados y otros comercios, especialmente en la venta de víveres, productos de limpieza y del cuidado personal durante los años 2014, 2015, 2016, 2017, 2018, en los tiempos de fuertes controles de precios. Hubo gente que amanecía y hasta dormía en las puertas de los comercios, colas interminables, conflictos entre personas que se disputaban las primeras posiciones en las colas, el surgimiento y brote de mafias que controlaban el orden y la venta de números, imponiendo bajo su libre albedrío y a la fuerza las personas que ocuparían los primeros lugares, sin importar en muchas oportunidades, si habían personas que venían de dormir durante dos días en el lugar, para entrar al comercio dentro de los primeros lugares, el día que les tocará el número terminal de su cédula.

El esperar uno o dos días no respondía solamente al hecho de llegar y salir temprano del comercio, el caso es que los productos volaban de los anaqueles, de hecho, era muy frecuente que los productos los colocaran directamente sobre paletas y en sus bultos, no los colocaban en los anaqueles porque la rotación era excesivamente alta y realmente era un trabajo innecesario organizarlos en los anaqueles. La permanencia de los productos dentro del negocio era de pocas horas y a veces de minutos. Si no estábamos dentro de las primeras 30 o 40 personas de la cola, era muy probable que no encontráramos lo que fuimos a comprar. Era entonces cuando nos veíamos forzados a comprar cualquier cosa que encontráramos, así no hubiese pasado por nuestra cabeza remotamente comprar esos productos.

Por otra parte, los comercios pasaban “graneados” a los clientes a sus locales, muy por debajo de su aforo real, quizá para evitar amuñuñamiento, conflictos y peleas que escaparan del control, tomaban medidas de seguridad colocando los productos de alto valor en vitrinas de vidrio con candados y bajo custodia en zonas de acceso restringido, siendo supervisado por un empleado asignado exclusivamente para la atención y despacho a los clientes.

Afortunadamente esos días han quedado atrás, a partir del año 2019 y hasta el 2022 el panorama comercial en la venta de productos de consumo masivo, como alimentos y productos del cuidado personal, se aprecia más abierto y dinámico, se incrementa la competencia con la introducción de nuevas marcas al mercado. Los anaqueles de los supermercados muestran nuevas marcas para la reposición de sus inventarios y es evidente la alternabilidad de las existencias de unas marcas en reemplazo de otras en distintas categorías.   Estas nuevas marcas tienen procedencia tanto nacional como importada, siendo los rubros alimenticios los que principalmente poseen mayor presencia de nuevas marcas nacionales, destacándose principalmente el arroz, la harina de maíz, la margarina, el azúcar, el café, quesos madurados y jamones de todo tipo.  Los rubros alimenticios con mayor presencia de marcas importadas son la pasta, la harina de trigo, el aceite y también el azúcar mayoritariamente del Brasil. En el caso de los artículos de cuidado personal y limpieza con fuerte presencia de marcas importadas se encuentran el papel higiénico, jabones en polvo, limpiadores especiales como limpia hornos, limpiadores de metales, cremas dentales, shampoos, jabones de tocador y desodorantes.

En medio de este nuevo ambiente competitivo de surgimiento de nuevas marcas en el mercado, la presencia permanente de una marca particular en los anaqueles, dependerá no solo de la capacidad de producción o importación que asegure el suministro, sino de una sabia mezcla en las políticas comerciales que el fabricante o importador de los productos ofrezca en sus condiciones de negociación. Calidad, Atención Personalizada, Precio, Políticas de Devolución, Distribución, Servicios de Merchandising-Asistencia de Control de Inventario, Promoción y Publicidad Coop, entre otras técnicas, serán factores determinantes en la oferta de servicios para garantizar una buena rotación que justifique la presencia permanente de una marca en los anaqueles. 

La mayoría de los supermercados abrieron el acceso a los productos que anteriormente se encontraban con alcance y disponibilidad restringida, a excepción de los productos de muy pequeño tamaño como son las “chucherías” o golosinas, que los mantienen abiertos y a la mano, pero a la vista y muy cerca de los empleados, al igual que los cubitos y otros productos como afeitadoras, yesqueros, entre otros. Desaparecieron los cupos de cantidades máximas a llevar por persona de productos manufacturados de la dieta básica, como son harina de maíz, harina de trigo, las pastas, arroz, caraotas, aceites, etc. Los lectores de precios comenzaron a funcionar nuevamente en distintos puntos de los supermercados para facilitar al cliente la búsqueda de precios de los productos, en el caso de no estar publicados en anaquel. Resurgen las prácticas del merchandising, ha desaparecido paulatinamente la exhibición de paletas con bultos de productos en los pasillos, para que los clientes tomaran el producto directamente del empaque mayorista proveniente de la industria. A cambio, ha renacido la colocación ordenada de los productos en los anaqueles, donde sus espacios “Preferenciales”, entiéndase los entrepaños que se encuentran a la altura estándar de la vista del consumidor, son motivo de disputa entre las distintas marcas de diversas categorías de productos, también comienzan a verse las torres de productos o cabezales de productos en pasillos. Se activaron las actividades de promoción de las marcas en los puntos de venta, dada la incorporación de nuevas marcas de distintos productos que han incrementado la competencia.

Pero no solo se reactivó la oferta de productos y nuevas marcas, la apertura de nuevos comercios, donde saltan a la vista los “Bodegones”, que han sido motivados por una política de libre arancel para los alimentos importados, que de acuerdo a declaraciones de los voceros de ANSA, más de 600 locales  a nivel nacional para el año 2021. Sin embargo, para el año 2022 comenzó un estancamiento en las aperturas e inclusive un descenso en el número de negocios de esta nueva modalidad y se ha experimentado una adaptación   y surgimiento de nuevos comercios “híbridos”, mezcla entre bodegones y el tradicional supermercado o abasto de pequeño y mediano tamaño, donde se encuentran los productos importados de mayor demanda, así como los productos nacionales de consumo tradicional, incluyendo carnes, frutas, vegetales y verduras, a fin de ofrecer el famoso “One Stop Shopping” (o todo en un mismo lugar). 

Todo lo anterior indica que se abrió la competencia estimulante, no solo a nivel de la producción industrial, que motiva a la agricultura, a la ganadería, al sector industrial de la lata, el vidrio, los químicos, la industria gráfica, la publicidad, el sector transportista, sino también en el ámbito de la comercialización, donde el número de negocios que expenden alimentos han crecido de manera significativa y esto a su vez dinamiza a muchos sectores industriales y de servicio, como el inmobiliario, la industria de la refrigeración, la informática, las comunicaciones, servicios mercadotécnicos, el sector bancario, transporte, en fin,  activa una cadena que genera riqueza, promueve empleo y motoriza la economía.

No hay nada a que temer, aquí cabemos todos, y esto debe estar claro en cada uno de los actores de cada eslabón de la cadena de comercialización y en todos los sectores de la economía. Mientras la producción agroindustrial se eleve y el número de comercios se expanda, habrá más oportunidades de empleos que generarán ingresos y consumo en todas las direcciones, elevando el nivel de vida y robusteciendo la economía nacional. De esta manera se garantiza la permanencia de todos en el tablero económico, pero principalmente el sector de alimentos, que es esencial y de orden prioritario para la economía y nuestra subsistencia.

Vista toda esta transformación, la competencia pasa jugar un rol estelar en la fijación de precios y en el resto de los pilares del mercadeo. Sin dudas, este escenario es mucho más conveniente y favorable para todos, y para el año 2023 tendremos nuevos retos, entre ellos demostrar que estamos en capacidad de encontrar los precios que muevan los inventarios, que estén cada vez más al alcance de la gente, de no tener como único y exclusivo propósito la máxima utilidad, sino mantener en marcha la infraestructura con su gente y sus aliados para contribuir a activar la producción nacional, para de esta manera salir adelante y crecer todos juntos. Estamos en presencia de nuevos tiempos, que a mediano y largo plazo, beneficiará la salida y desarrollo de nuevos productos y nuevos negocios, que dinamizarán e impulsarán nuevas prácticas gerenciales y de comercialización, porque ya no se puede ver el negocio desde el mismo ángulo de años anteriores, el nuevo entorno de gran competitividad obliga a los grandes, medianos y pequeños comercializadores, cada uno a su escala, adecuar sus términos de negociación, reformular políticas de logística, de inventarios, de reposición, de fijación de precios, almacenamiento, recursos humanos e inclusive incorporar herramientas de alta tecnología en sus operaciones, como por ejemplo el Wifi Analytics, lo que significa que vendrán cambios de enfoques y estrategias mercadotécnicas de muy alto nivel. Señores, el que aborde este buque con decisión, optimismo y mente abierta, garantizará mantenerse a flote.

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